Mesa redonda «Vigilar y medir la inseguridad alimentaria: la importancia de los sistemas» © Pablo Alberca para Acción contra el Hambre

 

El evento “El hambre invisible en España: el reto de medir y reducir la inseguridad alimentaria” ha destacado la importancia de desarrollar sistemas de medición y alerta para combatir la inseguridad alimentaria, problema al que se enfrenta el 26% de los habitantes de nuestro país. El Sistema de Alerta Temprana para la detección y prevención de la inseguridad alimentaria desarrollado por Acción contra el Hambre se basa en variables de consumo, vulnerabilidad e inseguridad alimentaria. Su objetivo es anticipar la acción de las entidades sociales, de salud y políticas a nivel local, permitiendo activar recursos en áreas en riesgo y redirigir las políticas públicas en esas regiones.

 

El encuentro “El hambre invisible en España: el reto de medir y reducir la inseguridad alimentaria”, organizado por Acción contra el Hambre, ha congregado hoy en Madrid a personas expertas en nutrición, salud e inseguridad alimentaria del panorama nacional e internacional, una jornada que cobra especial relevancia a la luz de los últimos datos arrojados por la Encuesta de Condiciones de Vida del INE publicada el pasado mes: más del 26% de la población española se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social. Es decir, una de cada cuatro personas vive con unos ingresos demasiado bajos, privación material severa o una intensidad de empleo muy baja, hecho que incide directamente en la inseguridad alimentaria.

Este encuentro ha servido para abordar la situación del hambre invisible y la inseguridad alimentaria en España. Una problemática que, hoy en día, no cuenta con medidores estandarizados ni estadísticas oficiales que permitan prevenir, diseñar y reorientar políticas públicas que anticipen y mitiguen sus efectos.

Ante la carencia de datos homogéneos y estadísticas sobre la materia, el encuentro ha servido para dar a conocer el sistema de seguimiento y alerta temprana de inseguridad alimentaria que Acción contra el Hambre ha desarrollado para monitorear el hambre invisible por regiones en España y anticipar la acción de las entidades sociales, de salud y políticas a nivel local. Un mecanismo que, durante 2024 y 2025, se implementará en la Comunidad de Madrid en el marco del programa Piloto de innovación social para la empleabilidad y la seguridad alimentaria en la Comunidad de Madrid, financiado por la CAM a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia NextGenerationEU de la Unión Europea. 

El hambre invisible en España: el reto de medir para mitigar

 Durante la bienvenida institucional, el director de Ingeniería Técnica y Acción Social España de Acción contra el Hambre, Luis González, ha subrayado: “En España, hay una inseguridad alimentaria estructural que está invisibilizada, cuyas causas son complejas y variadas y requieren un análisis sistémico; no son causa-efecto”. Por ello, Luis González ha resaltado la necesidad de “tomar medidas como proteger los sistemas de protección social y que todas las personas tengan acceso a una renta mínima, promover la integración de un enfoque saludable en las políticas de empleo, garantizar el acceso a alimentos básicos o campañas de alimentación saludable, entre otras”.

Acto seguido, la primera mesa de debate se ha centrado en explicar las manifestaciones y las consecuencias para la salud de la inseguridad alimentaria en los contextos de rentas altas, donde el acceso a la alimentación parece erigirse como la norma general. “En la actualidad hay una gran desnutrición y no solo tenemos que tender al hambre 0, sino también a la desnutrición 0. Cada vez hay más alimentos insanos que derivan en malnutrición por exceso y por defecto”, ha relatado la presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas y Nutricionistas entre 2013-2023 y coordinadora de la Clínica de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica de Valencia, Alma Palau, en una mesa que ha contado también con la participación de Mónica Palladino, quien ha puesto el foco en el impacto de la pobreza alimentaria en la vida de los adolescentes: su impacto en su salud, educación, bienestar psicológico y en el hecho de que se pueda perpetuar la pobreza en el tiempo. “La dimensión emocional es clave”, ha esgrimido.

La siguiente ponencia ha servido a Carlo Cafiero, desarrollador de la ESCALA FIES y estadístico senior de la ONU para la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura); Ana Moragues-Faus, doctora en economía agrícola, sociología rural y política alimentaria, y Pablo Soriano, responsable de proyectos de Acción Social en Acción contra el Hambre, para explicar la importancia de los sistemas de vigilancia y los indicadores estandarizados como herramientas para monitorizar la inseguridad alimentaria y prevenirla, orientando la asignación de recursos y políticas públicas de forma más eficiente.

En palabras de Ana Moragues-Faus, lo que no se mide no se gestiona, mientras ha hecho un paralelismo entre la inseguridad alimentaria y un iceberg, en el que muchas experiencias del hambre no se ven. “Las colas del hambre no nos indican la experiencia real de la inseguridad alimentaria”, ha añadido, “es un problema estructural”.

Pablo Soriano, por su parte, ha explicado la propuesta de Acción contra el Hambre para implementar un sistema de alerta temprana que ayude a medir la inseguridad alimentaria y su evolución, cuyo objetivo es “adelantarse a las emergencias”. ¿Cómo hacerlo? A través de tres grupos de variables: socioeconómicas, de consumo y con la escala FIES.

Finalmente, la última mesa ha acogido a la integrante de la red CALP y responsable de Seguridad Alimentaria y Medios de Vida de Acción contra el Hambre, Hélène Pasquier, y la investigadora y profesora titular de Salud Pública en la Universidad Ramón Llull, Elena Carrillo, que han dialogado sobre las transferencias monetarias para combatir de manera directa la inseguridad alimentaria en las familias al tiempo que permite impulsar las oportunidades de empleabilidad.

“Con las transferencias monetarias, las personas pueden cambiar su comportamiento habitual de compra, adquiriendo más cantidad de alimentos, con más variedad y de mejor calidad”, ha concluido Hélène Pasquier en su intervención. Finalmente, Elena Carrillo ha argumentado que cuando “una familia tiene que disponer más del 25% de sus ingresos a la alimentación, ya está disponiendo su capacidad de elección”, ya que “alimentarse no es solo una cuestión física y en la medida que las personas tienen agencia para escoger cómo satisfacerlo, estamos caminando en la dirección correcta”.

El hambre invisible en España: la propuesta de Acción contra el Hambre

Además de estos sistemas de seguimiento, desde Acción contra el Hambre, con el objeto de garantizar el derecho a la alimentación en nuestro país, desarrolla una serie de actividades con el foco puesto en: reforzar las políticas activas de empleo con un enfoque de salud basado en mejora nutricional y hábitos saludables, orientar las rentas y prestaciones sociales para garantizar la seguridad alimentaria, mejorar la eficiencia de ayudas monetarias para la alimentación -incluyendo el sistema de tarjetas- y diseñar programas de promoción de nutrición y alimentación saludable para la infancia.

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