José Antonio Rodríguez-Manfredi, investigador principal de la estación meteorológica MEDA en la misión Mars 2020 de la NASA

José Antonio Rodríguez-Manfredi, investigador principal de la estación meteorológica en la misión Mars 2020 de la NASA, se ha mostrado muy optimista sobre los resultados de la actual campaña en el planeta rojo: “Perseverance nos va a dar muchas alegrías sobre Marte”. Así lo ha asegurado en la conferencia que ha impartido en la Fundación Ramón Areces sobre las posibles aportaciones de esta nueva exploración en la búsqueda de vida en el planeta vecino. Esta intervención online, organizada con el Centro de Astrobiología (INTA- CSIC), ha servido para desgranar los principales hitos de una misión no exenta de complicaciones.

“Tras recorrer 470 millones de kilómetros en siete meses, el viaje interplanetario concluía a las 21.50 horas -hora española- del 18 de febrero. Fue entonces cuando amartizó la misión Mars 2020 con el robot ‘Perseverance’”, ha recordado Rodríguez-Manfredi. “Fueron siete minutos de terror desde que inició el descenso a 123 kilómetros de la superficie marciana, cuando el vehículo se desplazaba a una velocidad de unos 21.000 kilómetros por hora, hasta la frenada sobre la tenue atmósfera de Marte, el despliegue del paracaídas y finalmente su llegada. La sincronización fue perfecta. Solo hubo que realizar tres cambios de trayectoria para colocarlo sobre la posición ideal”, ha añadido.

Este investigador del INTA es uno de los responsables del robot ‘Perseverance’, que incluye, entre otros elementos, 23 cámaras con múltiples filtros y zoom, un radar de penetración para analizar estructuras en el subsuelo… “Marte tuvo una evolución similar a la de la Tierra, pero sufrió un cambio climático enormemente importante en su pasado, entre unos 3.500 y 4.000 millones de años atrás, y, a partir de ahí, su evolución con respecto a la de la Tierra ha sido paralela, pero a la vez distinta. Lo que ahora nos proponemos entender es cómo afectó esa pérdida de la atmósfera marciana a su desarrollo”.

Para Rodríguez-Manfredi, “vivimos una nueva época de la exploración espacial, vivimos momentos especiales” y “esta misión Mars 2020 va a marcar un antes y un después”. Ha recordado también durante su intervención cómo desde el año 1960 se han realizado 48 misiones de todo tipo para estudiar el planeta rojo y cómo hasta 1964 con la ‘Mariner 2’ no hubo resultados satisfactorios. “En realidad, de todas las misiones aprendemos algo, aunque sean los errores que debemos evitar. En este caso, la Mars 2020 aún tiene muchas alegrías que darnos”. Y ha citado, por ejemplo, el papel que va a asumir en la selección de 32 muestras que más tarde otra misión conjunta de la NASA con la Agencia Espacial Europea traerá a la Tierra, aunque no antes del año 2031.

“Hemos aprendido mucho de Marte desde 1960 y sabemos que antes de ese cambio climático, su ambiente fue completamente distinto al que apreciamos ahora. Antes de aquel fenómeno, pensamos que Marte tuvo una atmósfera más densa y una temperatura más idónea para la vida debido al vulcanismo que existía. Incluso que el agua fluyera por su superficie. Entonces, las condiciones fueron favorables a la habitabilidad, pero no hemos constatado que hubiera existido vida. Hay que ser muy prudentes en este sentido. Que Marte entonces fuera un entorno habitable no significa que estuviera habitado”, ha precisado. Y también se ha mostrado esperanzado en la localización – gracias al ‘Perseverance’- de huellas de vida a través de fósiles de organismos como los que ya había en la Tierra en aquel momento hasta el que se presupone que ambos planetas tuvieron una evolución paralela. “Si Marte pudo ser habitable, si antes de que se produjera ese cambio climático los dos planetas eran similares y en la Tierra hace 4.000 millones de años ya había microorganismos, la pregunta es: ¿pudo Marte haber tenido la oportunidad de que surgiera la vida? Esa es la pregunta que nos hacemos ahora”.

También ha recordado lo importante que resulta el estudio de su área, la atmósfera, “para las futuras misiones tripuladas al planeta rojo”. En este punto, ha explicado que Marte es un lugar inhóspito y que en las actuales condiciones es difícil que pueda albergar agua líquida. “Incluso en el ecuador, la temperatura máxima que puede llegar a alcanzarse es de apenas siete u ocho grados. Ahí, en una noche de invierno se pueden alcanzar los 80 o 100 grados centígrados bajo cero, mientras que en los polos desciende a menos 150 grados. La variación térmica es enorme también. Esa tenue atmósfera permite que la radiación del sol llegue sin filtrar, por lo que esa radiación podría desnaturalizar las proteínas y moléculas más simples”. El instrumento MEDA, responsabilidad de Rodríguez-Manfredi en la Mars 2020, estudia ya los vientos, la humedad relativa, la temperatura a distintos niveles, la radiación infrarroja, la presión y un elemento novedoso: el polvo. “Todo ello nos va a permitir entender el papel que juega el polvo en la atmósfera marciana”.

En cuanto a los próximos hitos y sorpresas que depara esta misión Mars 2020, este investigador ha apuntado al primer vuelo del dron-helicóptero sobre la superficie marciana. “Este acontecimiento puede abrir nuevas oportunidades ya que la exploración no estará limitada al movimiento más o menos lento de un vehículo sobre la superficie, sino que podrá captar imágenes aéreas del planeta rojo”. •••

 

La conferencia ha podido seguirse a través del canal de TV de la Fundación Ramón Areces www.fundacionareces.tv/directo  y puede volver a verse en www.youtube.com/FundacionAreces