Debate en la Fundación Ramón Areces sobre el ‘Impacto de la covid-19 en la desigualdad global’
La Fundación Ramón Areces y la London School of Economics han querido analizar conjuntamente los efectos que la actual pandemia va a tener en las instituciones públicas y en los sistemas políticos para así intentar descubrir cómo será el mundo tras la covid-19. “La pandemia ha llegado en el momento en el que más vulnerables éramos, porque después de un periodo de creciente globalización y de mayor colaboración entre los países en muchos aspectos, hemos asistido a un regreso a varios tipos de nacionalismos, de nacionalismos también incluso a la hora de vacunar, que ha sido el último ejemplo dentro de esta tendencia”. Así lo ha considerado Andrés Rodríguez-Pose, profesor de geografía económica en la London School of Economics y director del Centro Cañada Blanch LSE. “Ese nacionalismo lo hemos visto a la hora de exportar vacunas por parte de Estados Unidos o Reino Unido a terceros países… A menos que hagamos más movimientos hacia una mayor colaboración internacional, asistiremos a un periodo de mayor inestabilidad con el riesgo de que nos estemos echando las culpas los unos a los otros de nuestros errores internos. En ese contexto, tiene valor la iniciativa de Biden de acabar con las patentes de las vacunas, lo cual sería beneficioso para toda la humanidad, y sin embargo no ha tenido el respaldo necesario. Todo ello nos va a llevar a una etapa de mayor inestabilidad”, ha añadido.
Por su parte, Clare Wenham, profesora de Política de Salud Global en LSE y directora del Máster en Política de Salud Global, ha aplaudido esa iniciativa del presidente de Estados Unidos y ha lamentado el rechazo de la Unión Europea. También ha sido crítica con la actitud de las instancias políticas. “El argumento utilizado hasta ahora por los Gobiernos ha sido que esto ha cogido por sorpresa a todos, que nadie lo ha visto llegar, que se ha hecho todo lo mejor que se ha podido. Esto no es del todo cierto pues llevamos siglos sabiendo que existen las enfermedades infecciosas y las pandemias y estudiando cómo prevenirlas. En los últimos 20 años se han publicado múltiples trabajos de investigación e informes avisando de que la próxima gran pandemia podría venir desde Asia y extenderse con gran virulencia por todo el mundo. Esos informes alertaban de que teníamos que estar preparados para algo así”, ha asegurado.
Para Rodríguez-Pose, “la polarización ha jugado un papel importante también porque ha sido más difícil enviar mensajes claros a la población sobre la gravedad de la situación”. “Esto lo hemos visto, por ejemplo, en Estados Unidos. En Europa, los países que más sufrieron la primera ola -Italia, España, Bélgica y Reino Unido- fueron también aquellos que más deterioradas tenían las instituciones en términos de eficiencia gubernamental. Hay muchos factores que están relacionados”. Asimismo, ha admitido que hay otros factores a considerar, como la costumbre en estos países a mayor contacto social, a celebrar reuniones familiares…
Wenham ha recordado las últimas regulaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) más recientes, sobre todo desde 2005 con la aparición del SARS. “En vistas de que hablamos de una pandemia, de un problema global, sin fronteras, los Gobiernos de todo el mundo tendrían que colaborar para detectar y tomar medidas conjuntas. Con los últimos brotes del ébola, el cólera, el zica… se hicieron esfuerzos, pero ha quedado claro que no fueron suficientes. Aun así, los Gobiernos en enero de 2020 no escucharon y no hicieron caso de lo que alertaban las autoridades sanitarias. Es interesante: si tenemos todos los mecanismos activos, ¿por qué luego los desoímos? Hemos visto personalismos de Trump, de Bolsonaro… frente a las normas globales que debían marcar la solidaridad entre países para atajar un problema común y de esta magnitud”.
A juicio de esta experta de la London School of Economics, ahora la salida pasa por la vacunación masiva, pero también en este punto ha lamentado determinadas actitudes desde las instituciones. “Ahora en junio en la reunión del G7 se quiere proponer un mecanismo de colaboración global entre todos los países, pero no hemos visto el texto y tampoco podemos confiar en que lo que no han sido capaces de hacer para esta pandemia vayan a comprometerse a hacerlo para las que ni siquiera conocemos aún. Tenemos que pensar más a largo plazo”, ha concluido Wenham.
En este debate online también ha habido tiempo para analizar los cambios que pueden llegar a las ciudades. “Hasta la pandemia, el crecimiento económico había ido concentrando todo el poder en grandes urbes muy pobladas -París, Londres, Nueva York, Shanghai, Beijing, Tokyo…-. Esa alta densidad de población ayudó al virus a propagarse más rápido, de manera que muchos se marcharon a áreas menos pobladas y más seguras. Quienes pudieron permitírselo abandonaron las ciudades para teletrabajar en segundas residencias en la costa -en Nueva York muchos se fueron a Florida-, mientras que la gente sin recursos no pudo hacerlo”. Para este profesor de geografía económica, “la pandemia podría revertir ese proceso de concentración en grandes urbes”.
En su diagnóstico social de la covid-19, Fernández-Pose ha recordado cómo en los últimos 18 meses hemos cambiado la manera en que compramos, trabajamos y socializamos. “Aún no sabemos qué pasará tras la pandemia, pero suponemos que encontraremos un sistema mixto entre el anterior y el que estamos viviendo durante la pandemia: mucha gente seguirá teletrabajando desde casa y solo irá unos días a la semana a la oficina. Vamos a asistir a una redefinición de los centros de las ciudades, con menos comercios, por ejemplo. Necesitaremos políticas para modular todos estos cambios que se avecinan en esa nueva relación entre las grandes ciudades y otras más pequeñas, las áreas rurales…”
El debate pudo seguirse a través del canal de TV de la Fundación Ramón Areces: www.fundacionareces.tv/directo y puede volver a verse en www.youtube.com/FundacionAreces