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Fundación Aquae, la fundación del agua, lanza la VII edición de su Concurso Microrrelatos Científicos. Su objetivo, en la línea de Aquae por apoyar la educación de los ciudadanos, es impulsar la divulgación de la ciencia y valorar la destreza literaria.
En este concurso, que en su anterior edición recibió unos 1.700 relatos breves, puede participar cualquier persona, independientemente de su nacionalidad o país de residencia, siempre y cuando sus relatos -máximo de tres por participante- sean originales e inéditos y estén escritos en lengua española.
«Cuando pienso en un microrrelato la imagen que me viene a la cabeza es la de un chispazo, que durante un instante ilumina la oscuridad y que deja una huella en nuestra retina incluso después de haberse extinguido. Está en la misma tradición que el epigrama de raigambre clásica, nuestra vanguardista greguería, el haiku japonés o el satírico limerick anglosajón, pero también está emparentado con formas populares como el refrán, el chiste y la adivinanza. Incluso el soneto, con su métrica precisa, impone una limitación formal similar a la que se enfrentan los microcuentistas, y exige de igual modo una condensación máxima y una exhibición de ingenio», explica María Zapata, ganadora del Primer Premio en 2019 gracias a su microrrelato ‘Caminar sobre las aguas’.
El eje central de este certamen debe ser la Ciencia en cualquiera de sus vertientes (ciencia, innovación, progreso, arte y ciencia, agua, nuevas tecnologías); y la extensión no debe superar las 100 palabras. La fecha límite de presentación es el 2 de noviembre.
La final de este concurso se celebrará el 10 de noviembre, Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, en el marco de la Semana de la Ciencia (4-17 noviembre). Los dos premios que se fallarán son: Primer Premio de 500 euros para el mejor relato, elegido por un jurado de expertos; y Premio del Público, valorado en 250 euros, que decidirá el jurado entre los 50 relatos más votados a través de la página web de Fundación Aquae.
«El microrrelato es un género posmoderno, difícil de constreñir con normas. Puede presentar formas diversas, muchas veces no literarias, como unas instrucciones o una conversación de WhatsApp. Tiene la intensidad y la capacidad evocadora de un poema. Es mucho más importante lo que despierta en la imaginación del lector que lo que efectivamente dice. Por eso, es imprescindible que las palabras estén elegidas con precisión. Tiene que estar pulido como un diamante. Por eso es conveniente, una vez terminado, dejarlo reposar y volver a él algún tiempo después», indica Zapata.
El jurado de este certamen está compuesto por Valerie Miles, escritora y editora neoyorquina afincada en Barcelona; Marta Peirano, escritora y periodista española; Ángeles Puerta, directora de Fundación Aquae; y David Calle, impulsor de la plataforma educativa Unicoos y miembro del Consejo de Estrategia de Aquae.
«La historia de la literatura está repleta de relatos científicos, ya sean cortos o en forma de novelas, apasionantes, asombrosos e inquietantes. En 1961 el polaco Stanislaw Lem sorprendió al mundo con ‘Solaris’, una novela claustrofóbica en la que profundiza en el estudio de la psicología humana. Y seguro que muchos han leído ‘Contact’, la única novela del divulgador científico estadounidense Carl Sagan; o ‘2001: una odisea espacial’, para la que Arthur C. Clarke se basó en algunos de sus propios cuentos, principalmente en ‘El Centinela’, escrito en 1948 para un concurso de la BBC. Por cierto, todas ellas se han llevado al cine», destaca Valerie Miles, co-fundadora de la revista Granta en España y miembro del jurado.
«Un microcuentista tiene que tener mirada pictórica. El Guernica de Picasso representa para mí como ninguna otra imagen esa idea: el momento álgido, el grito desgarrado, pero detenido en la garganta justo antes de emitirse. Merece la pena detenerse a contemplar ese cuadro antes de ponerse a escribir», concluye María Zapata. •••