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La movilidad ascendente no es imposible. Tener altas habilidades cognitivas ayuda a mejorar la posición social a quienes parten de orígenes familiares más desfavorecidos.
España es uno de los países donde el origen social familiar tiene más influencia en la movilidad social de los hijos. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio divulgado por el Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”.
El informe, realizado por Gøsta Esping-Andersen, de la Universidad Pompeu Fabra, y Jorge Cimentada, del Max Planck Institute for Demographic Research, analiza el estado de la meritocracia en 21 democracias avanzadas. En todas ellas, según los autores, los hijos de padres con estudios superiores tienen más posibilidades de acabar en posiciones sociales elevadas que aquellos cuyos padres no tienen ese nivel educativo. De igual modo, están más protegidos de acabar en posiciones sociales bajas.
Sin embargo, los autores apuntan que existen considerables diferencias en la influencia del origen familiar sobre las oportunidades de ascenso o descenso social. En los países nórdicos, Canadá y Países Bajos, la movilidad está menos condicionada por la clase social. En cambio, España e Italia son los países donde el efecto del origen social es más marcado. En nuestro país, los hijos de universitarios tienen 23,5 puntos más de probabilidades de acceder a posiciones sociales altas que los hijos de padres sin estudios.
El estudio también señala la existencia de un «suelo de cristal» presente en todos los países que protege a los hijos de orígenes más aventajados de descender en la escala social. En España, los hijos de universitarios tienen muchas menos probabilidades (24,3 puntos de diferencia) de acabar en posiciones sociales bajas que los hijos de personas sin estudios. Este fenómeno ocurre incluso cuando los hijos de universitarios tienen bajas habilidades cognitivas y no cognitivas.
¿Qué tipo de habilidades importan más?
Los investigadores han analizado también los tipos de habilidades. En primer lugar, capacidades cognitivas (lenguaje, memoria, atención…), pero también capacidades no cognitivas (motivación, iniciativa y ambición individual), para determinar si se complementan; es decir, si tener grandes habilidades no cognitivas puede compensar la falta o limitación de habilidades cognitivas, o viceversa.
El informe explica que, sea cual sea el origen social familiar, quienes tienen mayores posibilidades de ascenso social son las personas con altas habilidades cognitivas y no cognitivas, seguidas de aquellos individuos con altas habilidades no cognitivas, aunque tengan niveles relativamente bajos de habilidades cognitivas. Peor situados se encuentran aquellos que tienen la combinación opuesta.
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