Javier Nadal, presidente de la Asociación Española de Fundaciones
Es la propuesta que el presidente de la Asociación Española de Fundaciones, Javier Nadal, hace en el artículo con el que abre el anuario 101 Fundaciones 2021, que se edita y distribuye este mes con la revista Consejeros.
La Covid-19 ha tenido y sigue teniendo un gran impacto sanitario, social y económico en España desde marzo de 2020, un impacto del que, como no puede ser de otro modo, participa el sector fundacional de España como pilar fundamental del Tercer Sector.
A la respuesta de emergencia ante la multiplicación y la gravedad de las demandas sociales originadas por la crisis del coronavirus se han sumado las demandas y necesidades aún no resueltas durante los años precedentes, los años que siguieron a la crisis financiera global y la posterior Gran Recesión, y la suma ha supuesto un importante estrés organizativo y financiero para el sector fundacional. Las fundaciones han visto multiplicar las demandas sociales teniendo que garantizar la seguridad sanitaria de sus empleados y su propia sostenibilidad. Durante la primera ola de la pandemia, una gran parte de las fundaciones tuvieron que adecuar sus plantillas sin ajustarlas y, al mismo tiempo, readaptar sus actividades, sobre todo, en áreas de actividad como la cultural y la educativa. La misión de las fundaciones no se ha modificado, pero sí ha sido necesario el replanteamiento de las estrategias previas y la reestructuración de sus actividades. Han tenido que recurrir al uso de sus reservas y, en muchos casos, se han endeudado.
Para compensar este gran esfuerzo organizativo y adaptativo, el sector fundacional ha incrementado notablemente el trabajo conjunto y el desarrollo de proyectos compartidos. Al mismo tiempo, ha apelado a una mayor colaboración entre todas las organizaciones de la sociedad civil. La colaboración es fundamental en los tiempos que corren. Es de vital importancia para nuestro sector el establecimiento de alianzas y acuerdos de colaboración entre fundaciones, la cooperación en proyectos de interés común, el intercambio de experiencias de éxito y de aprendizaje que nos ayuden a mejorar.
La Asociación Española de Fundaciones (AEF), durante los meses de pandemia, ha desarrollado diferentes actividades entre las que cabe destacar especialmente dos: el apoyo y asesoramiento laboral, fiscal, financiero y organizativo a las fundaciones y el análisis de la realidad social, que se han concretado en dos estudios para evaluar el impacto de la Covid-19 en el sector fundacional, Análisis del shock inicial de la emergencia sanitaria por Covid-19 en las fundaciones y Estrategias de las fundaciones en la era postcovid-19, en cuyas conclusiones se basa esta tribuna.
Las fundaciones españolas, frente a la incertidumbre y el gran impacto social de la pandemia y sus efectos, están planteando diferentes retos que podrían aglutinarse en una palabra: “reinvención”. No se trata tanto de partir de cero, como de impulsar aquellas fortalezas de las que se dispone y aprovechar las oportunidades de cambio que proporcionan momentos de crisis como la actual. En este sentido, los elementos o factores que constituyen el núcleo de la estrategia de futuro del sector, tal como lo ven los directivos y responsables de las fundaciones, son bastante nítidos: reforzar la presencia de las fundaciones en la sociedad garantizando el bienestar de los colectivos más frágiles, con un estilo de proximidad y bajo la lógica del bien común; replantear el sector sobre la base de nuevos modos de aproximación al ciudadano, tejiendo estructuras conjuntas de colaboración y enlace con otros actores del entorno próximo; profundizar en las sinergias internas del propio sector para dotarlo de agilidad y eficacia, haciendo de la innovación una práctica consolidada; superar la fragmentación territorial contribuyendo a la cohesión social y territorial mediante proyectos y acciones transversales; reforzar su papel como actor institucional imprescindible en el desarrollo social; y resaltar el trabajo realizado, el valor añadido propio dándole visibilidad social.
Una crisis, varias oportunidades
La volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad marcan el contexto al que se tienen que enfrentar las fundaciones ante la crisis sanitaria, económica y social generada por el Covid-19. Las consecuencias a largo plazo serán intensas y variadas, muchas de ellas aún desconocidas.
Desde la AEF nos gustaría destacar cinco oportunidades, ciertamente conocidas, pero que en los años venideros alcanzarán una importancia singular para el desarrollo del sector fundacional. Dos oportunidades se refieren a los fines de las fundaciones: fomento del “valor propio” a través de la creación de un clima de confianza social y la contribución a la cohesión social y territorial. Las tres oportunidades restantes se refieren a los medios o “sostenibilidad” con que desarrollan su actividad: cooperación, diversificación de recursos y digitalización.
La creación de confianza social ha sido una de las narrativas del sector fundacional. La confianza social es un intangible revalorizado con la crisis actual y las tendencias hacia la desigualdad y la polarización social que arrastran las sociedades avanzadas, entre ellas la española. La creación de la confianza social, tal como se deduce de los debates tiene tres dimensiones: creación de confianza en el seno del sector no lucrativo y del sector fundacional, creación de confianza social para evitar los discursos de exclusión social y creación de confianza en el conjunto de la sociedad para contribuir al desarrollo democrático evitando la polarización.
La contribución a la cohesión social y territorial no es un objetivo nuevo del sector fundacional pues forma parte de los objetivos estratégicos del Tercer Sector. El desarrollo de proyectos supraterritoriales entre fundaciones de distintos sectores y ámbitos de actuación se considera un objetivo prioritario para evitar la fragmentación territorial y el despilfarro de recursos, siendo una prioridad del sector fundacional. Aunque la mayoría de las fundaciones trabajan en el ámbito territorial local y provincial, la supraterritorialidad constituye un objetivo plausible a la vez que necesario.
Intensificar la cooperación interna como vía de cohesión institucional, de ahorro de recursos a través del trabajo en red y de desarrollo de proyectos transversales de amplio interés general, combinando lo local con la dimensión general. La forja de la cooperación interna encuentra una vía de apoyo inestimable a través de las asociaciones y plataformas del sector fundacional a la que pueden contribuir mediante la formación, el asesoramiento, la canalización de iniciativas y la representación institucional. Una cooperación que se proyecte hacia la creación de programas conjuntos con el sector público y otros actores sociales, como es el caso de la economía social, con la que está más próxima, pero también con la economía mercantil a través de proyectos para la mejora de la igualdad de género, la defensa del medio ambiente y el desarrollo digital.
Diversificación de recursos. Las fundaciones han diversificado sus recursos durante los últimos años. En los debates, el personal directivo de las fundaciones se ha referido a la extensión de redes con la ciudadanía para ganar apoyos, pero también para generar nuevas fuentes de recursos compartidos con varios actores sociales a modo de redes de colaboración. Crear confianza social, intensificar la cooperación, diversificar los recursos y digitalizar la actividad constituyen oportunidades para desarrollar el sector. El crecimiento de los recursos procedentes de actividades propias cuenta con amplio apoyo como vía para evitar la dependencia de los recursos externos, públicos y privados. Los fondos europeos son una fuente de financiación que está llamada a tener un mayor protagonismo en los años venideros.
El reto de la digitalización. Las fundaciones han adaptado las nuevas tecnologías de la información durante los últimos años, si bien de manera desigual. La pandemia ha obligado a poner en funcionamiento el teletrabajo y otras formas de mejora de comunicación digital. Existe un amplio interés en el desarrollo de la digitalización del sector fundacional para la mejora de comunicación interna y externa y de los procesos de trabajos. Las inversiones previstas por la Unión Europea en digitalización son una oportunidad para que las fundaciones mejoren sus capacidades digitales y, sobre todo, que puedan contribuir a superar la brecha digital existente en la sociedad española.
A la hora de enfrentarse a los retos que tienen planteadas, las fundaciones cuentan con el apoyo de la AEF en el cumplimiento de su misión de fortalecer y articular el sector fundacional y de mejorar la profesionalización y la gestión. En este sentido, la AEF representa una plataforma ideal para sumar esfuerzos e iniciativas de cara multiplicar resultados y maximizar el impacto.
Análisis del shock inicial de la emergencia sanitaria por Covid-19 en las fundaciones– https://www.fundaciones.org/es/sector-fundacional/inaef/analisis-delshock-inicialde-la-emergencia-sanitariapor-covid-19en-las-fundaciones
Estrategias de las fundaciones españolas en la era postcovid 19- https://www.fundaciones.org/es/sector-fundacional/inaef/estrategias-de-las-fundaciones-espanolas-en-la-er
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