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La Fundación Bancaja celebra en Valencia una amplia retrospectiva del pintor y escultor Antonio López

 

La historia de la Fundación Bancaja bien merece un tema aparte. La crisis financiera de 2008, que obligó a reestructurar el mapa de las cajas de ahorro españolas, motivó que esta fundación continuara desarrollando su actividad cultural y social al margen de cualquier entidad bancaria. Desde entonces, sus gestores han logrado autofinanciarse y diversificar sus ingresos. Así, resulta curioso que exista la Fundación Bancaja, pero que ya no exista -desde hace bastantes años- una marca comercial con el mismo nombre. O que aún hoy mantenga la actividad heredada de los históricos Montes de Piedad, que mantenga vivo aquel compromiso que dio origen en su día a las cajas, cuando éstas ya no existen… En este escenario, desde la Fundación se muestran tranquilos a Consejeros cuando les preguntamos si la fusión  Caixabank-Bankia puede tambalear sus cimientos. Jurídicamente no tienen vínculo alguno con Bankia, pero sí muy buena relación y un acuerdo para realizar varios programas sociales, que confían mantener.

La Fundación Bancaja es noticia ahora por la apertura de una gran exposición retrospectiva dedicada al pintor y escultor Antonio López (Tomelloso, 1936), una cita que hay que marcar en rojo en el calendario. En ella se muestran cinco décadas de su trayectoria y, por primera vez, cuelga junto a su obra la de su compañera de viaje, María Moreno, fallecida del pasado 17 de febrero. La obra de ambos ya compartió paredes en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid en aquella iniciativa que reunió al grupo de amigos realistas madrileños, entre ellos también a Isabel Quintanilla, Amalia Avia, y los hermanos Julio y Francisco López Hernández… La pinacoteca madrileña descubrió entonces la fascinación que provocaba Antonio López y le dedicó una exposición individual que se convirtió en la más visitada de la historia del museo. Paradojas de la vida: los responsables del museo se afanaban en traer a España obra de los cotizadísimos impresionistas y un humilde y talentoso López, de un pueblo de La Mancha, acabó eclipsando a todos los Pisarro, Monet, Degas y compañía.

 El comisario de esta nueva muestra, que podrá visitarse hasta el próximo 24 de enero en Valencia, es Tomás Llorens, acompañado de su hijo Boye. Ambos presentan a López como “uno de los artistas más lúcidos y significativos del arte internacional de los últimos setenta años”. Más allá de las obras terminadas, como también sucedió en la última sala de la muestra del Thyssen, el artista ha permitido sacar de su estudio madrileño obras sin concluir para que los visitantes puedan conocer su parsimonioso ritmo creativo. “La exposición indaga en el carácter singular de su complejo y exigente proceso de trabajo, que le ha permitido definir y consolidar una poética realista extremadamente rigurosa y original, tremendamente personal. Pretende mostrar cómo ese proceso de trabajo refleja una investigación profunda y minuciosa que ha impuesto un enfoque multidisciplinar y la insistente, casi obsesiva, recurrencia de determinadas temáticas de la realidad cotidiana a lo largo de los años”, relatan los comisarios.

La exposición, que permite viajar desde sus años de formación hasta esas últimas obras aún por concluir, reúne dibujos, óleos y esculturas. El recorrido se ha estructurado en dos grandes bloques. “En la primera sala se reúnen las obras de los primeros años, en los que Antonio López, frente a las tendencias generales hacia la abstracción, maravillado por el arte clásico, busca configurar un lenguaje figurativo propio bajo la influencia de los pintores metafísicos y la admiración que sentían por el Quattrocento italiano, un amplio espectro del surrealismo y los recursos matéricos del expresionismo compartidos con sus amigos informalistas”, explican los comisarios. Es un periodo denso, marcado por la influencia de su tío, el también pintor Antonio López Torres. En el segundo bloque de la muestra ya se ve una obra “más objetiva, ceñida a la experiencia perceptiva y centrada en la forma y la luz como parámetros últimos de la representación de una realidad a la vez estable y cambiante en el tiempo”. Aquí entran esos paisaje urbanos infinitos, también los paisajes interiores de escenas de la casa en las que se marca esa dureza de lo cotidiano con todo lujo de detalles, esos estudios de membrillos que dieron origen a la película de Víctor Erice ‘El sol del membrillo’, un retrato genial para conocer a fondo a Antonio López.

Cuentan desde Fundación Bancaja que la familia del artista se ha volcado en la organización de esta exposición. La presencia de la obra de su compañera, María Moreno, da aún más valor a esta iniciativa y permite redescubrir el lugar que le corresponde a esta pintora, a la que no le importó quedar en un segundo plano ante la emergente figura de su amor. •••

FECHA: Hasta el 24 de enero de 2021.
LUGAR: Fundación Bancaja (Plaza de Tetuán, 23 Valencia).
HORARIO: de martes a domingo, de 10.00 a 14.00 horas y de 16.30 a 20.30 horas. Lunes, de 10.00 a 14.00h. Festivos: de 10.00 a 14.00 horas y de 16.30 a 20:30.

Visitas guiadas en el correo electrónico visitasguiadas@fundacionbancaja.es.
Acceso gratuito para menores de 12 años. Acceso gratuito para todos los públicos solo los martes, de 16.30 a 20.30 horas.
Venta de entradas en taquilla (plaza Tetuán, 23). Con la misma entrada se pueden visitar el resto de muestras en la Fundación Bancaja.