Juan F. Muñoz Montalvo, Raquel Yotti y Marina Pollán en el coloquio-sobre el Estudio Nacional Epidemiológico Covid-19 en la Fundación Ramón Areces
Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III, anuncia la continuación del trabajo, ya publicado en ‘The Lancet’, para conocer mejor el impacto de la pandemia en la población española
El Estudio Nacional Epidemiológico realizado para conocer la incidencia real del Covid-19 en la población española realizará nuevas oleadas en otoño y primavera. Así lo ha anunciado la directora del Instituto de Salud Carlos III, Raquel Yotti, en un coloquio celebrado en la Fundación Ramón Areces con el lema ‘Estudio Nacional Epidemiológico Covid-19. ¿Qué hemos aprendido de los datos?’. “Vamos a continuar monitorizando la pandemia. Hay muchos indicadores que se van a seguir utilizando. El Centro Europeo de Control de Enfermedades ha incluido el indicador de seroprevalencia como uno de los recomendados para conocer la evolución del Covid-19. Teniendo en cuenta toda la información recabada en las tres primeras oleadas del Estudio Nacional Epidemiológico, estamos trabajando ya en la siguiente. Es algo que nos falta por consensuar, pero ya está sobre la mesa la idea de realizar una nueva ronda en otoño -en octubre- con los mismos participantes y repetirla cada tres meses -a principios de febrero y en el mes de mayo próximos-. Esa previsión a largo plazo nos permitiría, además, trabajar con una infraestructura montada aprovechando la experiencia y seguir avanzando en esa logística tan compleja. También podríamos añadir rondas adicionales en caso de necesidad, pero ya sobre una planificación. Para seguir avanzando, es necesario trabajar con todos los recursos necesarios”, ha asegurado la doctora Yotti.
Los resultados del Estudio Nacional Epidemiológico han concluido que el 5% de la población española ha tenido contacto con el Covid-19 y ha desarrollado anticuerpos contra él. El trabajo, que ha realizado más de 200.000 pruebas diagnósticas a 60.000 ciudadanos elegidos al azar entre menores de un año a nonagenarios en tres oleadas distintas, ha implicado a 5.000 profesionales sanitarios de 2.400 ubicaciones distintas de todas las Comunidades Autónomas y a 29 laboratorios. Este esfuerzo ha sido reconocido ya por la revista científica ‘The Lancet’, que le ha dedicado uno de sus artículos.
Juan Fernando Muñoz Montalvo, subdirector General de Tecnologías de la Información del Ministerio de Sanidad, explicaba en este coloquio cómo se organizó este dispositivo: “Ha sido como fabricar el avión en pleno vuelo porque no existía el software que permitiera todo lo que queríamos hacer y además con unos datos especialmente protegidos”, ha resumido. “Todos los días eran lunes, pero sabíamos que estábamos ante algo importante. Hemos salvado obstáculos insalvables con una Administración que hay que admitir que no está preparada para ser tan ágil. Aparte del software, tuvimos que formar en procedimientos a las 5.000 personas que iban a participar en el trabajo, para lo que tuvimos que habilitar una plataforma de formación específica en muy poco tiempo”. El responsable técnico del estudio ha reconocido que no estaban preparados para trabajar en remoto, pero que se ha generado una ilusión y una confianza en todos los equipos que ha roto cualquier barrera. Ha valorado también la cooperación en todo el Sistema Nacional de Salud para apuntar que “somos distintos pero todos juntos somos mucho más”. No se ha olvidado de reconocer el papel clave que ha asumido la enfermería y el resto de profesionales sanitarios, que no solo han estado estos meses cuidando de los enfermos, sino trabajando en paralelo en este estudio para conocer mejor la enfermedad y así poder tomar decisiones que permitieran derrotarla. “Tenemos que conseguir que esta forma de trabajar sea más común para resolver problemáticas concretas. Y quizá aprovechar también esta forma de realizar proyectos para competir por atraer talento en la Administración”, ha añadido Muñoz Montalvo.
Por su parte, Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología, encargada de diseñar el estudio, ha reconocido que sabían desde el principio que iba a ser complicado y que ella misma se sentía mal por cargar con este trabajo añadido a los profesionales de la atención primaria, que venían de luchar contra el ascenso de la pandemia. “Las tasas de prevalencia no cambian mucho por edad ni por sexo”, ha asegurado. “Casi todos los demás estudios realizados sobre el Covid-19 se han realizado en personas hospitalizadas, mientras que en nuestro caso hemos sido los únicos que hemos estimado más la población de personas que han pasado la enfermedad sin síntomas: en este caso una de cada tres. El estudio ha demostrado la eficacia del confinamiento al detectar que en la primera oleada muchas personas daban positivo y en la segunda o tercera ya no. También hemos estudiado los síntomas de diferentes tipos más allá de los más comunes de fiebre o tos, analizando sintomatología muy diversa e inespecífica. También hemos detectado cómo cambiaba la seroprevalencia dependiendo de los síntomas que iban apareciendo. Del estudio de los datos en las tres oleadas comprobamos que el virus sigue ahí y que es importante continuar con las medidas de protección”. Pollán también ha aprovechado para agradecer la implicación de quienes contactaron al azar para participar en el trabajo. “Esperábamos que aceptara participar como mucho el 60% o el 66% y en cambio más del 75% de los contactados dijeron que sí. Después, el 90% de quienes participaron en la primera oleada volvieron a hacerlo en la segunda y tercera oleadas. También accedieron a aportar muestra de sangre”, ha añadido.
Echando la vista atrás, Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III, se ha preguntado en este coloquio si había merecido la pena el esfuerzo. “¿Era necesaria tanta información? La publicación en ‘The Lancet’ supone un reconocimiento, pero no solo al valor científico, sino a la relevancia en el ámbito de la salud pública. España es el país del mundo en el que hemos obtenido datos del impacto real del Covid-19 en la población. Antes de realizarlo, había hipótesis con distintas predicciones basadas en modelos matemáticos. Ahora sí tenemos una medición que apunta a que la mayor parte de la población española (el 95%) no ha tenido exposición al virus o ese contacto no ha sido suficiente para desarrollar anticuerpos. Demuestra la eficacia de los meses de confinamiento. Era necesario ese confinamiento duro. Sabiendo que solo el 5% de la población ha tenido contacto con el virus, conocemos también la mortalidad que ha provocado ese 5%. Para el momento actual, sus conclusiones nos animan a mantener esas medidas de prudencia. También nos sirve para estar seguros de que lo que hacemos está basado en datos y sobre algo real, medido, no se trata de una estimación. Porque las estimaciones nos pueden llevar a tomar decisiones que no son correctas”, ha concluido. •••