Según el ‘III Monitor de Empresas de la Economía Sénior’ del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, 4 de cada 10 entidades cuentan con programas para gestionar y retener talento sénior. La tasa de paro de los sénior es la más baja desde 2008, situándose en el 9,97%, así como muestra la EPA del segundo trimestre. A pesar de que los empleados mayores de 55 años son cada vez más valorados, todavía persiste un elevado nivel de edadismo que limita sus oportunidades laborales.
Los mayores de 55 años cada vez tienen más peso y representación en el mercado laboral español. Así se desprende del ‘III Monitor de Empresas de la Economía Sénior’ del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, que revela que estos empleados ya suponen el 26% del personal de las compañías españolas, casi 10 puntos más que hace un año, con un 16,8% en 2023.
Según este informe, el 19% de las empresas ya tiene algún plan o iniciativa en marcha dirigidos a la contratación de mayores, y 4 de cada 10 cuentan con alguna medida destinada a la retención y gestión del talento sénior. La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de este año también constata esta tendencia, pues, entre abril y julio, la tasa de paro de los mayores de 55 años descendió al 9,97%, frente al 11,05% del trimestre anterior, siendo el dato más bajo desde 2008.
Sin embargo, aunque estas cifras evidencian una apuesta creciente por los mayores, todavía existe un elevado nivel de edadismo, basado en estereotipos y prejuicios que limitan sus oportunidades laborales. La causa reside en ideas tan extendidas como que este tipo de empleados no cuentan con los conocimientos tecnológicos necesarios o son perfiles menos flexibles y con menor capacidad de adaptación, cuando realmente se presentan como una gran oportunidad para incorporar experiencia, conocimiento y estabilidad en los equipos de trabajo. Además, no existen tantas políticas públicas de empleo que fomenten su contratación, como en el caso de los jóvenes, cuyos contratos tienen más incentivos para las empresas.
“Es imprescindible que adaptemos nuestra economía a nuestra demografía. Los sénior se están consolidando como la población con mayor protagonismo a todos los niveles, suponiendo un valor añadido para el mercado laboral y el rendimiento organizacional. Debemos reconocer y valorar adecuadamente su contribución, dejando a un lado los prejuicios que acompañan a estos empleados. Sobre todo, en un momento en el que muchos sectores están teniendo problemas para cubrir vacantes y retener el talento”, indica Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE.
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