Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Solo agricultura, industrias extractivas y energéticas, y administración pública, sanidad y educación, mantendrán un nivel de PIB similar al anterior a la crisis

El confinamiento y el cierre de gran parte de la actividad por la crisis del coronavirus impactarán de forma muy severa en la economía española este año. Solo los sectores más directamente afectados por los cierres –comercio minorista, alojamientos, restaurantes, actividades culturales y deportivas y servicios personales– representan cerca del 15% del PIB, y además ejercen un efecto arrastre en el resto de sectores equivalente al 6% del PIB, según Funcas, que hoy ha actualizado sus previsiones para 2020 y 2021.

Funcas ha realizado una simulación del posible impacto de las restricciones sobre cada una de las ramas de actividad de la economía, y su evolución una vez suavizadas esas limitaciones, y concluye que el sector más afectado es el de los servicios de alojamiento y restaurantes, cuyo PIB sería un 20% inferior al del final de 2019. Construcción (-5%) e industria manufacturera (-4,7%) serían los otros dos sectores más perjudicados. Solo agricultura, industrias extractivas y energéticas, y administración pública, sanidad y educación, mantendrían un nivel de PIB similar al anterior a la crisis sanitaria.

Por el lado de la demanda, el shock también será severo. Los hogares ajustarán su gasto en consumo, tanto por el confinamiento como por la menor renta disponible y el aumento sin precedentes del ahorro de precaución. El impacto sobre la inversión será todavía más intenso, debido al parón de la actividad y el fuerte deterioro de las expectativas de las empresas. Por su parte, las exportaciones se resentirán del desplome de los mercados internacionales y de la caída inédita de los ingresos por turismo.

Como resultado de todo ello, la economía española caerá este año un 7%, con una fuerte contracción en la primera mitad y un rebote a partir del tercer trimestre, sin compensar el terreno perdido. La mejoría se prolongará en 2021, con un crecimiento del PIB del 5,4%. Sin embargo, el PIB no recuperará su nivel pre-crisis hasta 2023.

En 2020, se destruirán unos 900.000 empleos. Si añadimos los afectados por los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs), la pérdida de puestos de trabajo será de 2,3 millones. La tasa de paro se situará este año en el 18,8%, bajando hasta el 17,1% en 2021. Si los trabajadores afectados por ERTEs contabilizasen como desempleados, la tasa de desempleo en 2020 llegaría al 24,4%.

El déficit público superará el 10% del PIB por la recesión y las medidas de apoyo a la economía. La recaudación podría reducirse en 56.600 millones de euros respecto a 2019 y el gasto incrementarse en 28.800 millones, por lo que la necesidad de financiación de las AA.PP. alcanzaría los 118.300 millones (frente a 32.900 un año antes). En 2021, el déficit podría moderarse hasta el 6,4%, lo que dejaría la deuda en valores cercanos al 115% del PIB, 20 puntos más que antes de la crisis.

María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, explica las previsiones para España en 2020 y 2021, ejercicios marcados por la crisis del coronavirus. Para reproducir, haga clic en el video. También puede descargar el video en bruto aquí.

Respuesta de la política económica

Las previsiones incorporan el cumplimiento del plan de emergencia anunciado por el Gobierno en marzo, bajo la hipótesis de que la recesión no se trasladará al sector financiero y que los esfuerzos de contención de las primas de riesgo por parte del BCE serán exitosos.

La capacidad de rebote de la economía española estará determinada por la duración del virus, pero también por la efectividad de las medidas acordadas durante el confinamiento. Se trata de limitar el cierre de empresas y la pérdida masiva de puestos de trabajo, para intentar mantener la capacidad productiva. La pérdida de cerca de 100.000 empresas en marzo (un 7,4% del total) muestra que este es uno de los principales riesgos para el país.

La recuperación dependerá también de la capacidad de financiación de la deuda pública y privada. El volumen de emisiones del Tesoro tendrá que ampliarse para cubrir el déficit generado por la crisis, así como la deuda privada que –indirectamente— heredará el Estado por la asunción de pasivos. De momento, la financiación está garantizada, pero el repunte reciente de las primas de riesgo muestra que será necesaria una acción aún más vigorosa del BCE.

Si las políticas no resultaran efectivas en mantener el potencial productivo y la prima de riesgo se disparara, el escenario sería peor de lo esperado. La economía podría contraerse hasta un 12,5% y el paro alcanzar el 24%, respectivamente 5,5 puntos y 5,2 puntos más que en el escenario central para 2020. Para 2021, el diferencial se ampliaría aún más. •••