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La crisis impacta en las finanzas personales de todos los europeos, aunque con diferencias significativas

En torno a un tercio de los españoles, el 31%, ha tenido que recurrir a sus ahorros durante la pandemia, porcentaje que como mínimo duplica al de Francia (15%), Alemania (14%) y Países Bajos (12%). Además, el 19% de los españoles ha tenido dificultades para afrontar los gastos de vivienda, cuando el porcentaje de quienes reconocen este problema en esos tres países ronda el 10%. Son datos del último Focus on Spanish Society, publicación editada por Funcas, que en esta ocasión analiza la tercera oleada de la encuesta «Opinión pública en la UE en tiempos de COVID-19» (realizada a principios de octubre de 2020 por el Parlamento Europeo), entre otras cuestiones.

Las cifras son consistentes con la pérdida de ingresos que declara haber sufrido uno de cada cuatro habitantes de la Unión Europea (27%) y con las significativas diferencias entre países. España cuenta -junto con Hungría, Grecia y Bulgaria- con uno de los mayores porcentajes de personas (42%) que afirman haber sufrido pérdidas de ingresos por la pandemia. Italia y Francia -también con gran dependencia del turismo y muy afectados por la crisis sanitaria- muestran porcentajes notablemente más bajos, del 33% y del 20%, respectivamente.

A pesar del fuerte impacto de la pandemia en las finanzas personales de los europeos, a octubre de 2020, la necesidad de pedir dinero a familia y amigos seguía siendo moderada. Uno de cada siete españoles (14%) sí ha pedido ayuda financiera a familiares y amigos, mientras que los porcentajes correspondientes para Francia, Alemania y Países Bajos se sitúan por debajo del 10%. En todo caso, los datos respaldan la consideración de las familias como proveedores fundamentales de bienestar en los países del sur de Europa.

En cuanto a las actitudes de los ciudadanos frente a las restricciones, la tercera oleada de «Opinión pública en la UE en tiempos de COVID-19» también revela diferencias internacionales significativas. En la mayoría de los países de Europa del Este, gran parte de la población considera que el daño económico causado por las restricciones de movilidad es mayor que los beneficios para la salud. Por el contrario, las opiniones en Europa occidental se distribuyen de manera más equitativa. España se encuentra en el grupo de países con porcentajes inferiores a la media de la UE (48%) de personas críticas ante las restricciones porque consideran que causan más perjuicios económicos que beneficios para la salud.

La oposición a las restricciones por su impacto en las libertades individuales también está más extendida en los países de Europa del Este, en gran parte de los cuales quienes se declaran en contra de las limitaciones de tales libertades incluso durante la pandemia superan claramente a quienes piensan que la lucha contra el coronavirus justifica plenamente las restricciones. Por el contrario, en España, menos de un tercio de la población (31%) dice oponerse de forma rotunda a cualquier limitación de las libertades personales. La proporción es aún menor en los países nórdicos y en Irlanda, Malta, Portugal y Luxemburgo, con porcentajes entre el 21% y el 28%.

Aumenta la confianza en Merkel como líder mundial

La canciller alemana Angela Merkel se convirtió, para gran parte de las sociedades del sur de Europa, en el símbolo de las medidas de austeridad durante la Gran Recesión, con el consiguiente impacto en su imagen pública. Sin embargo, según las encuestas del Pew Research Center, la confianza en Merkel como líder mundial ha aumentado en muchos países desde el comienzo de la recuperación económica, y particularmente desde el estallido de la pandemia. Además de en Alemania, la creciente aprobación de Merkel es evidente en Francia, Países Bajos, Italia, Reino Unido y España.

En el caso de los españoles, ha aumentado significativamente su confianza en la Canciller como líder capaz de hacer «lo correcto respecto a los asuntos mundiales». En 2014, sólo en torno a un tercio declararon «mucha» o «alguna» confianza en Merkel, mientras que este pasado verano el 72%, casi tres cuartas partes de la población, valoraba positivamente su liderazgo. Este elevado nivel de aprobación cobra mayor relieve cuando se compara con los datos, periódicamente publicados por el CIS, sobre la confianza que generan los líderes políticos españoles.

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