«Estudios científicos han demostrado que quienes viven cerca de la costa tienen mejor salud que quienes residen lejos de ella. Trabajos realizados en Inglaterra con datos de millones de personas* así lo han corroborado. Además, esto es más cierto cuando los ingresos son menores, ya que en las clases altas la salud depende de otros aspectos o de que pueden viajar a lugares donde hay costa”. Así lo ha asegurado Ángel Borja, investigador principal en el centro tecnológico vasco AZTI y catedrático de ecología marina en la Universidad King Abdulaziz de Arabia Saudí, en un debate online organizado por la Fundación Ramón Areces y la Universidad Complutense para analizar ‘La gestión de los ecosistemas costeros en España’. “También gozan de mejor salud quienes viven en lugares naturales protegidos. No se sabe muy bien a qué se debe, pero sí está demostrado que conservar estas zonas no solo repercute en la biodiversidad o en la calidad del medio, sino también en nuestra propia salud”, ha añadido.

Como ha explicado la moderadora de este encuentro, la profesora Lucia De Stefano, de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense, “la tercera parte de la población española vive cerca de los casi 8.000 kilómetros de costa con los que cuenta el país”. También ha recordado cómo cuatro de cada cinco turistas llegan a España para visitar estas zonas, que “funcionan en delicado equilibrio entre el mar y la tierra” y que “hay que gestionar como un todo”. Ha recordado en este sentido la importancia de la Directiva Marco del Agua europea , aprobada en el año 2000, que establece la necesidad de gestionar estos entornos de forma coordinada entre las diferentes administraciones implicadas: el Gobierno central, las Comunidades Autónomas, los Ayuntamientos… Todos ellos desempeñan un papel esencial en la gestión de los flujos de agua, sedimentos y biodiversidad hacia el mar y viceversa, en las llamadas aguas de transición.

“La cantidad de agua que llega al mar desde los ríos es importante. Es un error decir que esa agua se pierde en el mar. Es un error de concepto porque el agua dulce es una fuente de nutrientes, de generación de riqueza en la zona costera. Si no se produjera esa comunicación constante, no tendríamos tanta pesca, criaderos o producción fitoplanctónica, así como otros efectos de los ecosistemas que son vitales para la costa y para nosotros”, ha señalado Ángel Borja.

Y así ha citado como ejemplo el Delta del Ebro, donde debido a la construcción de numerosas presas, se ha ido reduciendo el necesario aporte de sedimentos a la zona costera. “Cada vez se va retrayendo más debido a la falta de aporte de materiales. Puede producirse una erosión en la zona costera importante en las playas y también hacer que se reduzcan zonas agrícolas o zonas de reproducción de especies de peces”, ha destacado este investigador de AZTI.

En este sentido, Teodoro Estrela, Director General del Agua en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha coincidido con Borja en que la acción humana influye muchísimo en esa transición de las aguas fluviales a los mares. “La gestión de los sedimentos es una asignatura pendiente en la gestión de las cuencas hidrográficas y es uno de los puntos que más nos preocupan. En el caso del Ebro, se trabaja para restaurar la situación previa a la construcción de las presas y los embalses, aunque resultará imposible recuperar la situación original”, ha señalado.

Estrela ha reconocido que, por su origen valenciano, es buen conocedor de la situación en la que se encuentra la cuenca mediterránea, donde “ahora llega menos agua al mar que en el pasado por la explotación de regadíos, por su uso industrial…” “Algunos ríos se quedan sin agua y los ecosistemas no van a funcionar bien de esa forma. Nuestras leyes tienen que establecer regímenes de caudales en las cuencas”, ha añadido.

En ese viaje por la costa española, también se ha hecho parada obligada en el Mar Menor para analizar su situación. “Podía preverse lo que ha sucedido con esas mortandades de peces… Una de las principales causas es la utilización de más fertilizantes de los que deberíamos. Si no tenemos una agricultura sostenible, no habrá agricultura. Es la única manera. Eso no significa que solo tenga que existir una agricultura ecológica, pero sí debemos aplicar solo los fertilizantes que sean necesarios. Se han detectado niveles de 200-300 miligramos de nitratos por litro cuando el límite permitido está en 50. Hay más causas del deterioro de esa zona, por supuesto, pero ésta es la fundamental. Estamos a tiempo de recuperar el Mar Menor trabajando todos juntos”, ha resumido el Director General del Agua.

Ángel Borja ha coincidido en la posible recuperación del Mar Menor y de ecosistemas dañados. “Tenemos constancia de que cuando se interviene sobre el medio natural, la situación puede revertirse. En los últimos 20 años, se ha producido en general un avance importante, por ejemplo, mediante la instalación de las depuradoras”. Y ha citado como ejemplo lo sucedido en el País Vasco, donde “la mejora ha sido sustancial, tanto en estuarios como en zonas costeras”. “Se han recuperado zonas que estaban muertas. Los ecosistemas reaccionan muy bien a estas medidas. Hemos conseguido recuperar zonas azoicas en solo 10 o 15 años años”, ha subrayado.

Entre los retos y oportunidades que deberían tenerse en cuenta para mejorar la conservación de las zonas costeras y de los ríos, estos expertos han coincidido en la necesidad de que las diferentes administraciones implicadas trabajen en estrecha colaboración y en reforzar la interdisciplinariedad de los equipos que gestionan las cuencas hidrográficas. “A los ingenieros y biólogos, deberían sumarse también químicos, ecólogos…”, ha apuntado Borja.

Preguntados por lo que podemos hacer en nuestra vida diaria para mejorar esa conservación, tanto la profesora De Stefano como el investigador Ángel Borja o el Director General del Agua han apuntado a múltiples recomendaciones posibles: reducir el uso de plásticos y microplásticos que pueden acabar en los ríos y en los mares, el correcto reciclaje de productos como el aceite… “Tenemos que hacer ver a la sociedad el valor auténtico de los océanos y de las zonas costeras y animarles a que se impliquen más en su conservación, que participen más por ejemplo cuando hay procesos como el actual diseño del nuevo plan hidrológico, que permite aportaciones de todo tipo”, ha concluido Ángel Borja. •••

El debate pudo seguirse en:
www.fundacionareces.tv/directo  
y puede volver a verse en:
www.youtube.com/FundacionAreces