Hasta ahora se pensaba que la extinción humana llegaría cuando la temperatura global de la Tierra aumentara en seis grados centígrados. Los últimos estudios nos dicen que bastará con un incremento de dos grados para que todo se acabe…” Lo dice Isabelle Le Galo, directora en España de la Fundación Daniel y Nina Carasso, vinculada a la compañía Danone. Sus palabras van directas a incentivar la movilización. Aquí van otras de sus afirmaciones: “Necesitamos buscar soluciones juntos y que el sector no lucrativo, al que pertenecemos, responda de forma más contundente a como lo ha hecho hasta ahora para luchar contra el cambio climático”. La fundación que dirige en nuestro país y la Asociación Española de Fundaciones (AEF) se han puesto manos a la obra y han conseguido que más de 40 instituciones se sumen a la iniciativa ‘Fundaciones por el clima’. Uno de sus objetivos es descarbonizar la actividad diaria de estas entidades. Juan Andrés García, coordinador del proyecto desde la AEF, lo define como “un movimiento de acción y concienciación, como de apostolado, para promover la adaptación y mitigación del cambio climático”.

Llama la atención que ingleses, españoles y franceses hayan conseguido ponerse de acuerdo a la hora de promover iniciativas bien similares y con idénticos objetivos en sus respectivos países. Las fundaciones de estos tres países están montando plataformas parecidas, pero independientes, ante la ausencia de un Estatuto Europeo de Fundaciones. El proyecto de Fundaciones por el clima evidencia una vez más la necesidad de alcanzar ese Estatuto Europeo, una vieja reclamación de las instituciones sin ánimo de lucro del viejo continente. Con ese Estatuto, las fundaciones podrían desarrollar su actividad y poner en marcha proyectos conjuntos en toda la UE, con libertad de movimiento, como lo viene haciendo cualquier empresa. En esto del medio ambiente, ya ha quedado bastante claro que el problema no entiende de fronteras… 

Estamos a tiempo

La crisis sanitaria no ha impedido que esta iniciativa de Fundaciones por el clima fuera tomando forma. De hecho, la primera reunión en la que ya participaron representantes de las más de 40 fundaciones que se han involucrado en España tuvo lugar de forma telemática en pleno confinamiento de la población, el pasado 4 de junio. En ella, Isabelle Le Galo lanzaba otro de sus certeros mensajes: “Desde hace quince años nos están avisando de que podía llegar una pandemia. La hemos dejado llegar y no hemos destinado más recursos ni a ciencia ni a sanidad”. Y recordó a la política irlandesa Mary Robinson, que lamentaba que a pesar de las evidencias científicas sobre el cambio climático, no puedan destinarse a combatirlo más del 3% de los fondos públicos. Los impulsores de esta iniciativa de Fundaciones por el clima invitan a tirar de hemeroteca para recordar que la Unión Europea declaró el estado de emergencia climática justo antes de que nos llegara la pandemia por el Covid-19. 

Fundaciones por el clima ya agrupa a 45 instituciones españolas, lideradas por la AEF y la Fundación Daniel y Nina Carasso

De esta manera, la AEF y la Fundación Daniel y Nina Carasso alentan al sector filantrópico a dar un paso decisivo de colaboración en la acción climática, ya que, según explican, “en el actual contexto de crisis es aún más necesario movilizar a la sociedad para responder a los desafíos relacionados con las desigualdades, el apoyo a las comunidades, las familias, las empresas, los gobiernos y el tercer sector en la reconstrucción de una economía y un tejido empresarial más equitativo y sostenible”. Para ello, como punto de partida, se ha escrito un manifiesto, otro punto en común con las plataformas francesa e inglesa. Este documento (consultar texto de apoyo) se postula como un punto de partida, que ha sido consensuado y aprobado por estas más de 40 fundaciones. Y que se espera puedan suscribir a partir de ahora otras muchas. De la misma manera viene ocurriendo en Reino Unido, donde la Association of Charitable Foundations (ACF) ha conformado el Funder Commitment on Climate Change. Y también en la vecina Francia, donde el Centre Français des Fonds et Fondations (CFF) está estableciendo el Compromiso de los financiadores franceses sobre el cambio climático.

Juan Andrés García, el coordinador de la iniciativa desde la AEF, deja claro que aquí “entran todas las fundaciones, no es algo lanzado específicamente a las dedicadas de forma exclusiva al medio ambiente”. De hecho, la propia Fundación Daniel y Nina Carasso no desarrolla proyectos vinculados a la naturaleza, sino que está especializada en alimentación sostenible y proyectos de arte ciudadano. “Esto no entraba en nuestros programas, pero debíamos hacerlo. Nos dimos cuenta de que había llegado el momento. Había muchas organizaciones esperando a que cristalizaran estos esfuerzos que ya habían intentado dar en el pasado”, explica Le Gallo. Añaden desde la AEF y la Fundación Daniel y Nina Carasso que la idea es ir mucho más allá de un simple manifiesto de intenciones, ya que todo ello se concretará en medidas y herramientas concretas que puedan llevar al terreno. Entre las fundaciones que ya se han sumado, encontramos por ejemplo a las fundaciones Barrié, Caja de Burgos, Colegios del Mundo Unido, Albéniz, de los Ferrocarriles Españoles o LaLiga, por lo que ya están representados todos los campos, desde el educativo, al social, pasando por el cultural o el deportivo.

“La idea es crear luego varios grupos de trabajo. La comunicación es importante. Queremos funcionar como una especie de Trip Advisor, por aspiración. Para conseguirlo, es importante que cada fundación cuente lo que está haciendo para luchar contra el cambio climático y los resultados que va obteniendo. De esa manera servirá de ejemplo y así otros muchos querrán sumarse. Tenemos que poner en común ese aprendizaje porque ya no hay tiempo, estamos en la cuenta atrás”, añade Isabelle Le Galo. A su juicio, nos quedan 10 años para llevar a cabo un giro que ya hace cinco años se planteaba como cambio gigantesco y “en el que no hemos avanzado”. “El conocimiento está ahí, solo necesitamos hacerlo juntos y poner esa semilla en el sector filantrópico. Si nosotros que somos tan diferentes entre nosotros hemos podido dar estos pasos en seis o doce meses, ¿por qué no todos los demás? En cuatro meses podemos empezar a ver frutos”, concluye esperanzada. •••

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Si miramos los manifiestos de las plataformas de fundaciones por el clima de España, Reino Unido y Francia, hay que reconocer que las encontramos bastante similares