INFORME
101 FUNDACIONES • anuario 2021
ENTREVISTA
“La inversión de impacto espera retornos de mercado, la ‘venture philantropy’ es un capital más amable, más paciente”
MARIA CRUZ-CONDE,
Co-directora de la Open Value Foundation
“En España hay €2.378 mns de activos bajo gestión categorizados como capital destinado a inversión de impacto, aunque sólo el 22% corresponden a fondos de gestoras especializadas”
Cuando los promotores de la Open Value Foundation se dieron cuenta de que la dependencia y la verticalidad en la relación económica que mantenían con los proyectos sociales a los que apoyaban no eran “higiénicas”, cambiaron la forma de enfocar su labor y decidieron añadir a la filantropía, los atributos de la inversión tradicional, ponerlas a trabajar juntas, para hacerlas eficientes y rentables. Encontraron inspiración en una experiencia brasileña, y en España le han dado forma de alianza entre once fundaciones, el Fondo de Fundaciones de Impacto, un concepto innovador para ayudar a los más vulnerables a abandonar la precariedad.
La idea de crear el fondo ¿proviene del entorno económico que deja la pandemia o es anterior a ella?
La idea es previa y, de hecho, empezamos mucho antes. La pandemia en este sentido nos ha ayudado porque la mentalidad de muchas personas ha cambiado en este tiempo. El Fondo de Fundaciones no es una idea original nuestra, sino que nos inspiramos en una experiencia desarrollada en Brasil. En un Foro Demos, que organiza anualmente la Asociación Española de Fundaciones para reunir experiencias internacionales, una persona de la representación de Brasil nos comentó que para conseguir involucrar a las fundaciones en este sector, habían hecho un piloto en el que habían pedido a diferentes organizaciones de la sociedad civil, institutos como se llaman allí, una dotación para empezar a practicar la inversión de impacto. La historia nos encantó y pensamos que encajaba con el concepto innovador de desarrollo social que teníamos en la cabeza, de mezclar nuestros conocimientos de filantropía con nuestros conocimientos de inversión, poniéndolos a trabajar por un mismo fin. Estamos entonces a finales del año 2018.
¿Han encontrado muchas reticencias por parte de las fundaciones a destinar capital a los emprendedores de impacto? En el sector se está acostumbrado a financiar, pero lo de obtener rentabilidad…
Fue muy difícil, había muchas resistencias mentales. Tenemos muy naturalizado que si una empresa gana dinero “haciendo el mal”, está fenomenal, pero si una empresa gana dinero haciendo el bien, entonces nos parece fatal. Se vive esa dualidad y no debería. No somos unos usureros que intentamos lucrarnos de los problemas, sino buscar soluciones más sostenibles a los problemas sociales. En aquel Foro Demos de 2018 fuimos a explicar el concepto de nuestra fundación y nos cerraron bastantes puertas, no terminaba de calar el mensaje. Además, poníamos en el centro el rol que tienen las fundaciones en la inversión de impacto. Por sus muchos años de conocimiento son los que saben gestionar los impactos generados, llegan donde la administración no llega. Para acabar con los problemas, tanto en la administración pública como en la filantropía es necesario el capital privado. Eso es lo que nosotros decimos: ¿Y si ponemos todo a trabajar junto? Primero como catalizador, después como venture philantropy, y posteriormente como inversión de impacto, por fases. Cuando escuchamos al brasileño Fabio Deboni en el Foro, de inmediato pensamos que esa era la mejor propuesta para convencer a las fundaciones de empezar a hacer esto. El había conseguido que cada fundación pusiera unos 100.000 dólares y además, pretendían, directamente, crear un fondo, invertir e ir aprendiendo del propio proceso de inversión, es decir, algo que en España no funcionaba. El siguiente paso era adaptarlo a España para poder introducirlo. ¿Cómo? Por supuesto, reduciendo mucho las aportaciones y sin comprometerles a nada desde el inicio. Tan poco obligatorio era, que les dijimos que no queríamos el dinero por delante, sólo cuando estuvieran convencidos. El siguiente paso es realizar seis sesiones de formación sobre inversión de impacto, venture philantropy, sobre medición y gestión del impacto, el ecosistema de la inversión de impacto, análisis de experiencias reales y casos de éxito, cuáles son los vehículos financieros más habituales, y todo ello de forma gratuita. La Open Value era una fundación de reciente creación y necesitábamos partners, y ahí es donde conseguimos la colaboración de Anesvad, que sí que invierten parte de su patrimonio en fondos de impacto social, y de la Fundación Ship2b, que organiza cada año el foro de fundación de impacto más importante de España. El objetivo era que al final de la etapa de formación las fundaciones salieran convencidas, y conseguimos el interés de 14, pero en ese momento la pandemia se cruzó y algunas de ellas tuvieron que abandonar el proyecto para reubicar el presupuesto que pedíamos a situaciones de vulnerabilidad que en ese momento eran más prioritarias. Finalmente fueron 11 fundaciones las que se unieron.
“En España hay €2.378 mns de activos bajo gestión categorizados como capital destinado a inversión de impacto, aunque sólo el 22% corresponden a fondos de gestoras especializadas”
La inversión de impacto en España es muy incipiente, pero según quién proporcione las cifras, el volumen puede variar ¿puede darnos alguna cifra actualizada?
Las cifras del informe de junio de 2021 de Spain NAB, que es el Consejo Asesor Nacional para la Inversión de Impacto, que representa a España ante el GSG, que a su vez es una fundación inglesa con vocación de grupo supranacional que monitoriza la inversión de impacto a nivel mundial, apuntan que en España existen actualmente 2.378 millones de euros de activos bajo gestión categorizados como capital destinado a inversión de impacto, de los cuales sólo un 22, 6%, es decir, 536 millones, corresponden a fondos de gestoras especializadas en inversión de impacto, fondos de impacto de gestoras tradicionales y fondos corporativos de impacto. Creo que en poco tiempo, al igual que en la inversión value se habla del deep value, tendremos que hablar también del deep impact.
¿No hay cierta confusión con tanto concepto vinculado a la inversión ESG?. Por ejemplo, ustedes mismos en sus programas de formación hablan de términos distintos, inversión de impacto, venture philantropy…
Sí, ahora mismo es una especie de cajón desastre. En concreto, sobre inversión de impacto y venture philantropy, depende de quién te responda; de si es un financiero o una persona dedicada a temas sociales. Para mi, el principal matiz es el retorno esperado. En la inversión de impacto se esperan retornos de mercado, mientras que la venture philantropy está dispuesta a sacrificar el retorno, puede tener una rentabilidad menor que la del mercado. Otra cosa es plantearnos cuáles son esas rentabilidades de mercado, ¿cifras de dos dígitos, quizás? Lo que sí creo es que la venture philantropy como tal se adapta mejor a las necesidades del emprendedor social y tiene un enfoque con tres patas especiales: asistencia técnica, se adapta a las necesidades de financiación y al instrumento financiero y cuenta con la medición de la gestión del impacto porque el impacto está en el core y es el faro de guía. Es decir, quiero contribuir a solucionar esta problemática social y lo voy a hacer de esta manera, con este modelo de negocio, pero nunca se desvía de cuál es la solución al problema. Cuando dotas fondos en venture philantrophy acompañas a los emprendedores sociales de una manera mucho más exhaustiva. Estudio tus cuentas financieras y estimo si lo que te corresponde es deuda o te compro equity. En definitiva, es un capital más amable y más paciente.
Entonces, el retorno de mercado no está marcado, pero alguna referencia habrá cuando van a invertir en un proyecto ¿en qué horquilla se mueven?
Es que tú me estás preguntando por el entorno de la fundación, y la fundación no tiene ningún tipo de ánimo de lucro, sólo tiene un pequeño fondo de venture philantropy. Además, en este caso aplicamos un modelo totalmente híbrido en el que nos adaptamos al emprendedor social que tiene una startup para solucionar un problema social concreto que coincide con nuestra teoría del cambio. Lo estudiamos y decidimos que sus necesidades requieren un préstamo de 25.000 euros, por ejemplo, pero además le voy a dar otros 25.000 euros. En total, le estoy dando 50.000 euros, pero sólo me tiene que devolver 25.000 a un 3-4% de interés pero a lo mejor le pones dos años de carencia. No tenemos nada escrito. Lo que queremos es que nos vuelva el dinero para poder invertir en el siguiente proyecto, cuánto más nos vuelva mejor, ya que más podremos hacer. El impacto que generamos es exponencial pero no tenemos que rendir intereses a ningún partícipe. Tratamos de acompañar al emprendedor en todo momento, pero también de buscarles negocio, de presentarles a otros partners y buscarles otros inversores, siempre y cuando mantengan en todo momento su vocación social porque si no surgen las tensiones. Cuando hablamos de gestoras de fondos, que no es nuestra fundación, pero sí la gestora hermana que tenemos, Global Social Impact Fund, y gestionan dos fondos de impacto, ellos sí necesitan generar retornos de mercado porque se deben a sus inversores, además de a su fin social. Ahí es donde, a la hora de elegir entre alcance y profundidad, surgen tensiones. Que una empresa facture más, generalmente es una cuestión de alcance, mientras que desde el impacto siempre buscamos la profundidad, y en esta punto nos peleamos, hay que buscar el equilibrio ¿Qué es más importante dedicar recursos a que sepamos muy bien el impacto que estamos generando o a que el equipo comercial venda más?
En este modelo híbrido entre la filantropía y la inversión ¿puede ponernos algunos ejemplos que hayan funcionado?
Cuando son aciertos se acierta por muchos factores, igual que cuando son fallos uno se equivoca por otros muchos. En nuestra cartera de venture philantropy tenemos un proyecto en España que se llama Apadrina un olivo, y cuyo fin es recuperar el olivar de Oliete, en Teruel, que es Patrimonio de la Humanidad. El retorno aquí es muy amplio: se han generado en la zona 10 nuevos empleos, devolviendo la vida a una zona de la España vaciada, mitigado las emisiones de CO2, se han recuperado más de 10.000 olivos para la venta de un aceite de oliva y de unas verduras envasadas únicas, se ha construido una almazara social, el pueblo ha aumentado las visitas de turistas en más de 18.000 personas, los bares se han vuelto a abrir, hasta se ha logrado salvar el cierre del colegio. Otro de nuestros proyectos favoritos es el de dos emprendedoras que buscaban dinero para patentar una maquina que convirtiera la cáscara de arroz en biocarbono, que a su vez sirve para abonar la tierra, es decir, un ejemplo de economía circular. Para los pequeños agricultores camboyanos, esto significa , primero, que pueden generar un ingreso por vender la cáscara de su arroz, y segundo, que gracias al abono de biocarbono sus tierras se hacen mucho más productivas y, en lugar de tener una cosecha, pueden tener dos, y esta segunda la pueden destinar a venta. Además, estás sustituyendo los productos químicos por un componente vegetal.
Y en el lado contrario, ¿Tienen algún proyecto fallido y que les haya servido de aprendizaje?
Aquí lo único que te puedo decir es que hay un par que es probable que terminen siendo donaciones. Evidentemente, el dinero prestado no se lo vas a pedir. Lo que pasa es que aún tenemos la esperanza de que revivan. Darte más detalles sería dar un mensaje muy negativo para los propios emprendedores, pueden pensar que ya les damos por muertos, y no. No contamos con que todos los proyectos consigan una rentabilidad. También hay que considerar la aversión al riesgo que tienen las fundaciones, es una resistencia mental que no ayuda. Al igual que tampoco ayuda el protectorado, cuya regulación sobre la inversión de impacto está en una especie de limbo y hay muchos requerimientos al respecto.
Pero al menos ahora hay un protectorado único, que ha sido una reivindicación recurrente de la Asociación Española de Fundaciones…
Las fundaciones tienen muchos factores en su contra, no solo el protectorado, también los patronatos. Algunas tienen patronatos que no les hacen ni caso, pero los que les hacen caso impiden muchas veces muchas cosas, porque no entienden, porque se reúnen una vez al año, etc, de hecho, algunas de las organizaciones que se salieron del Fondo de Fundaciones fue porque el patronato al final no lo vio claro y rehusó participar en la propuesta. Uno de los requisitos para entrar en nuestro proyecto era que las personas que acudieran al curso y que estuvieran involucradas en el proceso fueran personas con la capacidad de tomar decisiones, eran directores de área, de departamento, bien, pues aún así muchos patronatos no les dejaron. Siempre se ha recomendado tener patronatos fuertes, pero a veces éstos no contribuyen a eliminar obstáculos porque se resisten a dejar de hacer lo que han hecho siempre.
El mayor rango dentro del protectorado es de subdirector general. La AFE ahora reclama un interlocutor con el gobierno, quizás un supervisor al estilo de otras industrias ¿Cómo lo ve?
No conozco exactamente la propuesta, pero la idea de tener un interlocutor de mayor rango me parece interesante. La economía que mueve, el capital que moviliza, las soluciones que porta, y todo lo que complementa a la administración pública es suficientemente relevante para tener un interlocutor con la capacidad de tomar decisiones y de hacer cambios. Si es algo más que una idea y consigue ser un cuerpo ejecutivo que hace propuestas y las lleva a cabo sería importantísimo. Si no, seguimos construyendo aparatos para el estado que sirven para la misma nada. Esto pasó con la Agenda 2030 al principio, el primer gobierno puso un embajador para la iniciativa pero sin ninguna relevancia, y ahora ya se ha conseguido tener una Secretaría de Estado, no sé si tienen presupuesto, pero se le va dando rango. Todo lo que sea para representar a un sector que de una manera o de otra llega a todos… ¿Quién no tiene un familiar que se beneficia de la labor de una fundación para personas con alguna discapacidad, o enfermedades? Las fundaciones son las que están ahí siempre.
El 30 de septiembre se cerró su I Convocatoria para financiar empresas y proyectos orientados a apoyar a colectivos vulnerables o en riesgo de exclusión en España ¿Cuáles han sido las propuestas elegidas?
Aún no hemos hecho selección porque esa fecha era la de entrega de solicitudes. Los que sí puedo decir es que nos contactó mucha gente a la que dijimos que era mejor presentar su proyecto en los próximos años, ya que habíamos marcado una serie de criterios muy claros: que ya tuvieran unas métricas, que fueran conscientes de que estaban pidiendo un préstamo en capital social, que no era una donación, que no podíamos incubar proyectos y tenían que estar ya consolidados. El hecho de ser una convocatoria presentada por muchas fundaciones confundió a algunas organizaciones en este sentido, y esto es un instrumento alternativo orientado al emprendimiento social del que pretendemos sacar un retorno y que queremos mantener vivo. Tuvimos unos 60-70 contactos y recibimos 30 solicitudes, de las cuales un 50-60% creo que cumplen con todos los criterios de elección. Cuando creamos el vehículo, que es una sociedad limitada, que se autogestiona y en la que cada una de las fundaciones tiene un sitio en el consejo, organizamos tres comités: uno de gestión, formado por Anesvad y OpenValue, un comité de inversión y otro de impacto. El primero analiza todos los datos financieros de todas estas empresas y de ahí se hace un pre-filtro con las que tienen mejores perspectivas para funcionar, mientras el segundo hace lo mismo, pero en base a los criterios de inversión social, los cuáles han quedado recogidos en nuestro Estatuto y en el Pacto de socios. Estos dos grupos, cada uno por su lado, están ahora mismo analizando las propuestas, y puntuando aquellas en las que hay más coincidencia, para posteriormente, entre todos, decidir cuáles son las favoritas. Después, en otra fase, nos reuniremos con ellas para empezar todo el proceso de Due Dilligence, porque esto es un proceso inversor tradicional. Por supuesto, finalmente se votará en Consejo cuáles son las elegidas. Entiendo que haremos todas estas inversiones antes de final de año.
Lo de tener un Consejo es muy innovador…
A nivel regulatorio no puede imaginar usted lo que ha sido. Las notarías no están preparadas para algo así porque las fundaciones no participan en Consejos. Además, cada fundación es de una ciudad diferente y cada notario, por tanto, daba una indicación diferente. Somos 11 fundaciones que tiene un patronato que tiene que aprobar al representante que ha de tener poderes generales para sentarse en un Consejo, y encima, la fundación se está haciendo consejera de una S.L. que invierte en empresas con un pacto social y tienen que estar alineados con su misión…. Pero, lo hemos conseguido articular. Cualquier consejero te diría que es ingobernable un Consejo de tantas personas, pero en nuestra experiencia ha sido posible. Por supuesto, ha habido que ceder en muchos aspectos. Los Estatutos, por ejemplo, los hemos escrito entre todos.
Se dice que durante casi 20 años, los promotores de la Fundación Open Value, la mujer de Francisco Paramés y él mismo, destinaron el 30% de sus ingresos anuales a la filantropía y que al descubrir que esta labor tan sólo había creado relaciones de dependencia decidieron cambiar el enfoque ¿Fue así? ¿Puede ilustrarnos sobre estas relaciones de dependencia?
Efectivamente, ocurrió así porque creen que con el modelo híbrido se genera más impacto. Se unieron muchísimos factores. Ellos deciden invertir el 30% de sus beneficios, y al ver como poco a poco los proyectos van creciendo, van poniendo más atención en aquellos donde ponen su dinero. Por un lado, constatan que las personas van cambiando, pero que el problema permanece, y ahí es donde ya se ha creado una dependencia. Ven que se palían las consecuencias de los problemas, pero no se solucionan las causas. Por otro lado, llega un momento en que se plantean hacer un año sabático y no trabajar durante ese tiempo, y se dan cuenta de que no pueden hacerlo porque tienen tantas dependencias con tantos proyectos que si les quitaran la financiación saldrían muy perjudicados. Es decir, en lugar de dar una solución, se genera un problema. Entonces se proponen entender que es lo que hace al billón de personas más pobres del planeta ser el billón de personas más pobres del planeta, cuáles son las razones estructurales por las que no pueden salir de esta situación, qué otras maneras existen de hacer las cosas, cuánto de eficaz ha sido la ayuda hasta ahora. Empiezan pues a indagar por ese sentido de dependencia. Al mismo tiempo, también por un sentido de verticalidad. Tienen una filosofía de la vida en la que las relaciones económicas son más higiénicas así, y por tanto, quieren trabajar con las personas en horizontal, no en vertical. Con estas bases, piensan que se puede llevar toda su capacidad inversora a los países de rentas más bajas y a las personas que están en la base de la pirámide. Consideran que si la inversión ha conseguido que el sector del desarrollo haya progresado hasta donde está hoy, es esa misma inversión privada la que es necesaria para que estos mismos países pueden también prosperar. En definitiva, deciden llevar esto a su espíritu filantrópico porque creen que son dos mundos que hay que ir uniendo y que pueden generar soluciones sostenibles a las problemáticas sociales más acuciantes. Está claro que para poder dotar a alguien de una transferencia económica o una oportunidad para que pueda seguir adelante su empresa, primero necesita haberse educado, haber comido, y es por ello que sigue habiendo parte del capital de la fundación que tiene un fin totalmente filantrópico para cubrir necesidades básicas, siempre en proporción.
¿ Cómo vería la posibilidad de que las fundaciones puedan acceder a los fondos europeos de reconstrucción?
Nosotros somos una fundación familiar, tenemos un financiador único que es Santa Comba Gestión, y después tenemos nuestros propios servicios, un modelo propio de sostenibilidad porque si un día nos quedamos sin financiación, podremos tener cubierta nuestra estructura. Recientemente, estuve en un desayuno con Nacho Álvarez, el Secretario de Estado de Asuntos Sociales y sí se habló de hacia donde se van a dirigir este tipo de fondos. Para hacer inversión de impacto y transformar la cifra de 500 millones de euros y llevarla a 2.000 ó 3.000 millones de euros hace falta una cosa que se llama capital catalítico, y este dinero sí que tiene que ser público, no reembolsable y a fondo perdido. Los fondos NextGen podrían ir por aquí. También hay que tener la capacidad de saber solicitarlo porque España no tiene toda la capacidad de solicitar todos los fondos que la UE pone a disposición de España. Entiendo que le va a llegar bastante a las fundaciones y ojalá que estas sepan utilizarlo con la cabeza suficiente para saber mantenerlas en el tiempo y en el espacio.
Según Foessa, desde 2018 a 2021, el número de personas en situación de pobreza severa en España ha pasado de los 4 a más de 6 millones ¿ Qué le sugieren estas cifras?
A mi me da muchísima pena, sobre todo, que se trata de pobreza severa, de personas que no están pudiendo llegar a fin de mes y que no están pudiendo satisfacer sus necesidades básicas, y están teniendo que acudir al tercer sector o a la administración pública para que les cubran esto porque no tienen capacidad de hacerlo por sí mismas. En este sentido, el discurso en el que confiamos desde la gestora Global Social Impact, igual que desde Open Value Foundation, es que las personas tienen que tener la capacidad de elegir el lugar en el mundo donde cada uno quiere estar y tener libertad, no sólo económica, y a la libertad también se accede a través de un empleo. Dentro de que la pobreza es un concepto holístico y multidimensional, esa pobreza severa probablemente está muy relacionada con la falta de empleo. Por eso nuestra teoría del cambio es mejorar los medios de vida de los colectivos en situación de vulnerabilidad, priorizando un factor elemental, la creación de empleo digno y de calidad. Si conseguimos que la inversión privada, los fondos públicos y las empresas se vayan concienciando de esto y vayan generando empleo, lograremos revertir esas cifras, pero hasta entonces es difícil. Aún así, hay que confiar en las compañías que dan trabajo a los más vulnerables. No demos trabajo siempre a los mismos y permitamos que tengan movilidad social. •••
A veces los patronatos no contribuyen a eliminar obstáculos porque se resisten a dejar de hacer lo que han hecho siempre